La convivencia se puede definir como las relaciones y actitudes cordiales entre los seres humanos basada en el aprendizaje desde temprana edad de los valores como el respeto, la honradez, la justicia, la consideración hacia los demás, afianzados continuamente desde la familia primero y luego desde la educación a través de programas establecidos e implantados desde la escuela.
De ahí que la tolerancia es elemento fundamental de la convivencia, y presupone ampliar los conceptos de identidad, de tal manera que la construcción y desarrollo de la misma no implique la exclusión de otros, por el contrario valorar la coexistencia de la diferencia; y el valor de desarrollar acuerdos, para la resolución constructiva de los conflictos.
Existen tratados y acuerdos internacionales de obligatorio cumplimiento, en referencia a la convivencia. Sin embargo; lo central para la convivencia no recae exclusivamente en la ley; la complementan la regulación cultural y moral. Se hace necesario el respaldo de transformaciones éticas y culturales, costumbres y tradiciones.